
La prediabetes es una condición en la que el azúcar en sangre está más alta de lo normal, pero aún no alcanza los valores de diabetes. La mayoría de las personas no tienen síntomas claros, por eso muchos expertos explican que puedes tener prediabetes y no saberlo.
Aun así, hay señales tempranas y factores de alerta que pueden ayudarte a sospechar que algo no está bien y motivarte a hacerte exámenes a tiempo.
¿Qué es exactamente la prediabetes?
Las principales guías coinciden en que hay prediabetes cuando:
- Glucosa en ayunas: entre 100 y 125 mg/dl
- Glucosa a las 2 horas de una curva (OGTT): entre 140 y 199 mg/dl
- Hemoglobina glicosilada (A1c): entre 5,7% y 6,4%
Estos valores indican un alto riesgo de avanzar a diabetes tipo 2, pero también una oportunidad de prevención.
¿La prediabetes tiene síntomas?
La mayoría de las fuentes serias coinciden en esto:
La prediabetes casi siempre NO da síntomas claros.
Sin embargo, algunas personas empiezan a notar cambios en su cuerpo que pueden ser una llamada de atención. Además, muchos de los síntomas que aparecen en etapas tempranas son similares a los de la diabetes tipo 2 inicial.
Señales tempranas que pueden alertar de prediabetes
Estas señales no confirman un diagnóstico, pero sí justifican hacerse análisis de sangre y consultar a un profesional.
1. Manchas oscuras en cuello, axilas o pliegues de la piel
Una de las pocas manifestaciones físicas asociadas a prediabetes y resistencia a la insulina es la acantosis nigricans:
- Parches de piel oscura, engrosada y aterciopelada en el cuello, axilas, ingles o nudillos
No duele, pero es un signo importante de alerta metabólica.
2. Cansancio y falta de energía casi todos los días
La glucosa no se aprovecha bien dentro de las células y el cuerpo siente fatiga constante, incluso sin grandes esfuerzos.
Si estás “siempre cansado” y además tienes otros factores de riesgo (sobrepeso, sedentarismo, antecedentes familiares), conviene revisarlo.
3. Más sed y más ganas de orinar de lo habitual
Aunque son síntomas típicos de diabetes ya establecida, algunas personas en etapas intermedias pueden empezar a notar:
- Sed aumentada, especialmente durante el día y la noche.
- Necesidad de orinar con más frecuencia.
Si esto aparece de forma persistente, no es normal y debe investigarse.
4. Cambios en la visión (visión borrosa ocasional)
La elevación de la glucosa puede alterar temporalmente la forma del cristalino del ojo, lo que genera episodios de visión borrosa.
Si notas que tu vista se desenfoca por ratos, junto con otros síntomas, es una señal para consultar.
5. Aumento de hambre, peso abdominal o cambios de peso sin explicación
Los cambios en la insulina pueden producir:
- Aumento del apetito o ansiedad por comer, especialmente carbohidratos.
- Crecimiento del contorno de cintura (más grasa abdominal).
- En algunos casos, subida o bajada de peso sin causa clara.
La grasa en la zona abdominal es un marcador muy fuerte de riesgo metabólico.
6. Heridas que tardan más en sanar o infecciones frecuentes
En fases más avanzadas del descontrol de la glucosa, el cuerpo puede tardar más en cicatrizar y ser más propenso a infecciones de piel, encías o zona genital.
Aunque suele asociarse más a diabetes ya establecida, si aparece junto a otros signos, merece estudio.
Factores de riesgo: “alertas silenciosas” igual de importantes
Además de las señales físicas, hay factores de riesgo que, si los tienes, justifican hacerte exámenes aunque te sientas bien. Muchas guías coinciden en estos puntos:
- Edad ≥ 35 años
- Sobrepeso u obesidad, especialmente con cintura aumentada
- Padre, madre o hermanos con diabetes
- Hipertensión, colesterol o triglicéridos elevados
- Vida sedentaria
- Antecedente de diabetes gestacional
- Síndrome de ovario poliquístico en mujeres
Tener uno o varios de estos factores aumenta la probabilidad de prediabetes, aunque no tengas síntomas.
¿Cuándo deberías hacerte exámenes?
Deberías hablar con un médico y solicitar análisis de glucosa y/o A1c si:
- Tienes sobrepeso o grasa abdominal y al menos un factor de riesgo.
- Notas cansancio, más sed, más orina, hambre excesiva o visión borrosa de manera persistente.
- Tienes manchas oscuras en cuello o axilas.
- Un examen anterior ya mostró glucosa “un poco alta”.
Las pruebas de sangre son sencillas y son la única forma de confirmar si hay prediabetes o diabetes.
¿Qué pasa si me detectan prediabetes?
La buena noticia es que la prediabetes es una etapa en la que todavía se puede actuar:
- Mejorando la alimentación
- Aumentando la actividad física
- Bajando algo de peso si hay exceso
- Corrigiendo otros factores de riesgo (presión, lípidos, tabaco, etc.)
Diversos estudios muestran que estos cambios pueden reducir de forma importante el riesgo de progresar a diabetes tipo 2.
Mensaje final
La prediabetes no suele avisar con síntomas claros, pero sí deja pequeñas pistas: cansancio persistente, más sed, cambios de peso, manchas en la piel o aumento de la cintura.
Si te reconoces en varias de estas señales o tienes factores de riesgo, no esperes a sentirte “muy mal”. Hablar con un profesional de la salud y hacerte unos simples análisis puede marcar la diferencia entre desarrollar diabetes o detener el problema a tiempo.
