La prediabetes es una condición en la que el azúcar en sangre está más alta de lo normal, pero aún no alcanza los valores de diabetes. La mayoría de las personas no tienen síntomas claros, por eso muchos expertos explican que puedes tener prediabetes y no saberlo.

Aun así, hay señales tempranas y factores de alerta que pueden ayudarte a sospechar que algo no está bien y motivarte a hacerte exámenes a tiempo.

¿Qué es exactamente la prediabetes?

Las principales guías coinciden en que hay prediabetes cuando:

Estos valores indican un alto riesgo de avanzar a diabetes tipo 2, pero también una oportunidad de prevención.

¿La prediabetes tiene síntomas?

La mayoría de las fuentes serias coinciden en esto:

La prediabetes casi siempre NO da síntomas claros.

Sin embargo, algunas personas empiezan a notar cambios en su cuerpo que pueden ser una llamada de atención. Además, muchos de los síntomas que aparecen en etapas tempranas son similares a los de la diabetes tipo 2 inicial.

Señales tempranas que pueden alertar de prediabetes

Estas señales no confirman un diagnóstico, pero sí justifican hacerse análisis de sangre y consultar a un profesional.

1. Manchas oscuras en cuello, axilas o pliegues de la piel

Una de las pocas manifestaciones físicas asociadas a prediabetes y resistencia a la insulina es la acantosis nigricans:

No duele, pero es un signo importante de alerta metabólica.

2. Cansancio y falta de energía casi todos los días

La glucosa no se aprovecha bien dentro de las células y el cuerpo siente fatiga constante, incluso sin grandes esfuerzos.

Si estás “siempre cansado” y además tienes otros factores de riesgo (sobrepeso, sedentarismo, antecedentes familiares), conviene revisarlo.

3. Más sed y más ganas de orinar de lo habitual

Aunque son síntomas típicos de diabetes ya establecida, algunas personas en etapas intermedias pueden empezar a notar:

Si esto aparece de forma persistente, no es normal y debe investigarse.

4. Cambios en la visión (visión borrosa ocasional)

La elevación de la glucosa puede alterar temporalmente la forma del cristalino del ojo, lo que genera episodios de visión borrosa.

Si notas que tu vista se desenfoca por ratos, junto con otros síntomas, es una señal para consultar.

5. Aumento de hambre, peso abdominal o cambios de peso sin explicación

Los cambios en la insulina pueden producir:

La grasa en la zona abdominal es un marcador muy fuerte de riesgo metabólico.

6. Heridas que tardan más en sanar o infecciones frecuentes

En fases más avanzadas del descontrol de la glucosa, el cuerpo puede tardar más en cicatrizar y ser más propenso a infecciones de piel, encías o zona genital.

Aunque suele asociarse más a diabetes ya establecida, si aparece junto a otros signos, merece estudio.

Factores de riesgo: “alertas silenciosas” igual de importantes

Además de las señales físicas, hay factores de riesgo que, si los tienes, justifican hacerte exámenes aunque te sientas bien. Muchas guías coinciden en estos puntos:

Tener uno o varios de estos factores aumenta la probabilidad de prediabetes, aunque no tengas síntomas.

¿Cuándo deberías hacerte exámenes?

Deberías hablar con un médico y solicitar análisis de glucosa y/o A1c si:

Las pruebas de sangre son sencillas y son la única forma de confirmar si hay prediabetes o diabetes.

¿Qué pasa si me detectan prediabetes?

La buena noticia es que la prediabetes es una etapa en la que todavía se puede actuar:

Diversos estudios muestran que estos cambios pueden reducir de forma importante el riesgo de progresar a diabetes tipo 2.

Mensaje final

La prediabetes no suele avisar con síntomas claros, pero sí deja pequeñas pistas: cansancio persistente, más sed, cambios de peso, manchas en la piel o aumento de la cintura.

Si te reconoces en varias de estas señales o tienes factores de riesgo, no esperes a sentirte “muy mal”. Hablar con un profesional de la salud y hacerte unos simples análisis puede marcar la diferencia entre desarrollar diabetes o detener el problema a tiempo.

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